Autor: Ariana Pico Pazmiño
A lo largo del tiempo varios autores han escrito con relación a la sexualidad, muchos han hecho estudios y afirman que la diversidad sexual existió desde el principio de los tiempos, tal es el caso de la antigua Grecia del siglo V antes de Cristo, donde las prácticas homosexuales eran bien vistas solo bajo ciertos parámetros: estas relaciones para que sean aprobadas por la sociedad, debían de realizarlas solo las personas de la clase alta, en base a una relación de conocimiento y educación, por tal motivo se refería a ellos como “maestro y alumno” ya que debían realizarse por un hombre mayor y un joven entre los 14 y 20 años, pero estas relaciones no eran permanentes, cuando decidían que el joven ya estaba iniciado dentro del conocimiento ciudadano y en el ámbito sexual terminaban, destaquemos que en esa época las orgías eran permitidas en fechas específicas bajo un factor religioso y solo las personas de la clase alta podían practicarlas, sin que esto sea mal visto o repudiada por la sociedad.
Basándonos en esto vamos a avanzar un poco más en el tiempo
y pese a varias luchas por parte de representantes de la comunidad LGBT+, hace
muchos años atrás a la diversidad sexual se la consideraba como un trastorno
mental más, dentro de los manuales de psiquiatría, tales como: el DMS en sus
ediciones I y II (Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales, editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría), el CIE (Clasificación Internacional de las Enfermedades,
Organización Mundial de la Salud)y el APA (Asociación Americana de
Psiquiatría), en sus varias ediciones consideraban a la homosexualidad como una
patología o una alteración de la conducta, por dicho motivo lo trataban de
“curar” con tratamientos y terapias, que en muchos de los casos eran poco
ortodoxas y atentaban en contra de la salud emocional y física de las personas
que eran sometidas a estas “terapias”, vulnerando sus derechos y siendo
agredidos. En la mayoría de los casos los mismos padres llevaban a sus hijos en
contra de su voluntad para que los curen, a unas “clínicas de ayuda”;
sometiéndolos a maltratos, choques eléctricos, violaciones por parte de los
funcionarios, supuestamente para que vuelvan a ser “hombrecitos o mujercitas”,
ideas que ahora parecen descabelladas, pero que aún en la actualidad suceden.
Uno de los más reconocidos dentro del campo de la psicología
es Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, que en uno de sus artículos más
importantes relacionados con la homosexualidad dice que “todos los humanos son bisexuales” por lo tanto tenía relación tanto
anatómica como mental y psicológica, pero esto no está claro, ya que en otro
artículo su postura era contraria al relacionar a la homosexualidad como un
“conflicto en el desarrollo de la identidad sexual”, en cuyo caso parece haber
tenido varias posturas ante la homosexualidad y los expresó en varios
criterios. Cabe señalar que esto se habla más o menos entre el año 1905 y
1922.
Para 1973, APA (Asociación Americana de Psiquiatría), tras
una extensa revisión científica del DMS II, eliminan a la homosexualidad como
una patología y rechazan cualquier acto de discriminación en contra de las
personas homosexuales. Veinte años después la OMS (Organización Mundial de la
Salud) después de considerar varios análisis, retiran a la homosexualidad de su
lista de enfermedades mentales.
A pesar de todos estos avances no se logró impedir que se
siguieran aplicando estas clases de “terapias de conversión” para homosexuales,
y la APA (Asociación Americana de Psiquiatría) se vio obligada a firmar una
declaración en el año 2000 que expone lo siguiente: "no hay evidencia
científica que apoye la eficacia de la terapia 'reparativa' para alterar
la condición sexual, por lo que no está incluida como tratamiento
psiquiátrico".
En el 2019
el CIE en su edición 11° elimina a las personas trans y de género diverso dentro
de la terminología ‘incongruencia de género’
por una referencia no patologizante y no estigmatizante.
Sin
embargo, aún en la actualidad encontramos estas “clínicas clandestinas”, en
varias partes del mundo, que tratan la deshomosexualización como un tema
normal, y que persisten en curar a los homosexuales para volverlos nuevamente
heterosexuales, la mayoría de estos “centro de ayuda” son asociados a varios
grupos de diferentes religiones y aún lo tratan como que si fuera un pecado, y
que se van a ir al infierno, también y pese a las declaraciones de la OMS, DMS
y APA lo siguen considerando como una patología o un desequilibrio mental.
Toda la
presión, discriminación y estrés que causa estos comportamientos en la comunidad LGBT+, son los
factores que realmente influyen en su salud emocional, ya que como a cualquier
ser humano puede causar depresión, ansiedad, riesgo de suicidio, consumo de
sustancias y se relaciona al estrés de minorías sociales que afecta a la salud de los
grupos que han sido
violentados y que se enfrentan a estrés frente a un contexto adverso que no es
igual para el resto de población.
Referencias:
Villen. J. (2020) Última revisión del DSM de la Asociación Americana de Psiquiatría. Recuperado de:https://www.elsevier.com/es-es/connect/actualidad-sanitaria/Ultima-revision-del-dsm-de-la-asociacion-americana-de-psiquiatria
Iguales (2018) La homosexualizacion nunca debió haber sido incluida en las clasificaciones internacionales de las enfermedades.Recuperado de: https://www.iguales.cl/la-homosexualidad-nunca-debio-haber-sido-incluida-en-las-clasificaciones-internacionales-de-las-enfermedades/
Latingua. I. (2015) Cuando la homosexualidad se consideraba una enfermedad. Recuperado de: https://www.elmundo.es/elmundosalud/2005/06/24/medicina/1119625636.html
Paletta. D. (2019) La CIE-11 despatologiza las identidades trans y de género diverso. Recuperado de: https://ilga.org/es/cie-11-despatologiza-identidades-trans-genero-diverso
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