Autor: Michael Carlosama A.


Mientras el presidente habla del “mal manejo” respecto a alza de las tarifas en los cobros de agua y luz eléctrica, no parece querer aceptar que él está a cargo de ese mal, como quien se queja del técnico que uno mismo escogió para su equipo, lo cual no le impide salir a  lamentarse pero sin decir que hará al respecto. Y no es coincidencia que la voluntad de enmendar esos “errores” (exclamados entre unas enormes comillas) no pase de sus labios.

La jueza Maritza Sánchez de la provincia del Guayas acepto las medidas cautelares presentadas por la Defensoría del Pueblo de esa provincia para invalidar los cobros excesivos y establecer un mecanismo de devolución de valores cancelados en exceso. Una luz al final del túnel que sorpresivamente llega de la mano de la justicia. Dicen que tarda pero llega, ¿o no?

Hay un enorme hueco en las arcas fiscales y, eso hasta los no entendidos lo entienden, las causas son las mismas de siempre solo que con otro capitán al frente del mismo destartalado barco. Ahora parecen haber encontrado una nueva forma de llenar ese hueco por qué la plata que pidieron prestada ya se la llevaron y/o gastaron los bien conectados ´mandos medios´ en bienes caros en famosas playas lejos de la patria.

 Y para muestra un botón no basta en este caso los hijos de Bucaram en casa de los hermanitos Salcedo disfrutando las vacaciones en Miami pero eso sí, sin computadora.

El robar dinero público no es nuevo, el hacer obras caras y, en ciertos casos, hasta innecesarias, tampoco, pero entonces que los mismos que robaron antes lo hagan de nuevo no es solo el colmo es ya ridículo; no hay voluntad de ejecutar esa cirugía mayor sino de dejar avanzar el cáncer.

Sí, la misma cara, nombre y tremendo apellido que tristemente no ha dejado de ser relevante en la vida pública del país. Y uno se hace la pregunta, ¿Qué corona tienen? Pero tal vez la pregunta debería ser, ¿Quién les puso esa corona? Eliminar una plaga parece fácil si se llama a un exterminador, entonces ¿por qué no lo hemos llamado? Fácil, no para todos las ratas son una plaga.

Y ahora, ¿quieren que los ciudadanos encerrados, desempleados, endeudados y hasta enfermos paguemos los platos rotos? No solo que no parece la mejor solución, sino que pareciera que lo que en verdad buscan exterminar no es a los ladrones sino a la gente. Es un sálvese quien pueda y la ley de la selva ya parece estarse instaurando.

Abdalá Bucaram y Daniel Salcedo. Composición fotográfica. | La República EC


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